Como lo mencioné en una entrada anterior: Proyecto Terminal entregado este fin de curso y de carrera me dejó con una fuerte sensación de anticlímax, la cual no estaba en condiciones de explicar en ese momento, bueno aquí está la explicación.
Cuando me preguntan por qué estoy deprimido pese a lo que logré, no puedo evitar en pensar que sirve de poco explicar el hecho de que yo no logré nada.
Sí, acabo de terminar mi carrera en la Universidad, hasta dónde se con un buen promedio y con un buen tiempo; sí, junto con Eduardo, mi compañero, presentamos lo que consideramos un gran proyecto, que justificó el tiempo invertido y todo por lo que se pasó.
Pero lo único que hice fue contribuir con mi parte para el proyecto, el cúal fue la última asignatura que me faltaba de la carrera, eso fue todo.
Pero para mí, Genaro, la carrera en general, y el Proyecto Terminal en particular, no eran otra cosa más que medios para lograr fines, jámas fueron los fines por si mismos.
Y todas esas metas han desaparecido, algunas incluso antes de que iniciara el último trimestre. Así es como yo lo había visto: un paso necesario en el camino hacia algo más grande aún.
Es como cruzar la ciudad en medio de una fuerte tormenta, con el fin de buscar comprar un regalo para alguién.
Y cuando, despues de muchas penurias, llegas a comprarlo, te das cuenta que el regalo esta agotado, y que la persona a quién se lo ibas a dar ya no está.
Sí, hiciste el viaje con éxito, pero el viaje sólo tenía valor cuando ibas a entregar lo que querías, en ese momento desquitabas las dificultades y podías apreciar lo que habías logrado; dicho de otra forma recomer el camino por si sólo carece de valor.
Y luego antes de ir a dormir te das cuenta, que el resultado hubiese sido el mismo si te hubieses quedado en casa a salvo de la tormenta y haber esperado al día siguiente, para hacer ese viaje.
Por eso estoy deprimido, por eso creo que esto fue una victoria pírrica a lo mucho.
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