miércoles, 16 de mayo de 2018

Nueva entrada

Te pones a ver videos de fantasmas y aliens de YouTube hasta la hora de dormir... Y terminas soñando que tienes tu propio programa de cocina, con un par de nekos asistentes, una nutria chillona y un hurón lunático...

Lo que te despierta son los gritos, regaños y amenazas que vienen de la sala. Lo mismo cada mañana... Cierras los ojos, aprietas la mandíbula, agarras tus brazos con fuerza, sangrarías si no tuvieses las uñas cortas...

Tomas el celular, silencioso desde hace ya semanas y abres la lista de contactos... ¿Llamar? Tienes miedo de que contesten, no tienes ni la más remota idea de que podrás decir para arreglar algo que supuestamente no fue tu culpa....

Más gritos y regaños. Presionas el botón de llamar, más por sobresalto que por voluntad. Suena el tono... Y suena... Y suena...

Al final no pasa nada. Junto con los gritos y las amenazas, ahora forma parte de la nueva rutina. Al igual que el dolor en el pecho y el deseo de arrancarte tu propio corazón con las manos...

Te das cuenta de la ineludible verdad: te has quedado solo y no vales nada... ¿O quizás es al revés? No vales nada y es por eso que te has quedado solo. Por eso no puedes detener los gritos, por eso no hay quien conteste tu llamada.

Te queda una leve sonrisa... Quizás puedas dormir un rato más; si tienes suerte, quizás esta vez será para siempre.

Quién sabe, a lo mejor y el hurón lunático te ayudará a preparar un rico pastel.